Vale, lo reconozco. La linea 7 del metro de Madrid es una mierda y muy poco útil. Las paradas de metro no conectan con ningún sitio céntrico, y casi no te permite hacer trasbordos prácticos.
Pero en esta linea me ha ocurrido la experiencia más rara de la historia, y ya por eso merece la pena que mi estación sea de las naranjas.
Contexto: año nuevo, 7.30 de la mañana. Con medio pedal, mucho sueño, mucho hambre, mucho frió tras 6 horas bailando y bebiendo en el ya mítico fotomatón de plaza de españa. Vigalondos, reyes de la pista, deluxe, dorians y bautizos. Linea 10 hasta gregorio marañón donde me pillo la 7.
Momento mítico: Nada más entrar en el vagón de la naranja me encuentro con Obi Wan Kenobi. Sí era él. Capa, traje, botas, pelo y barba igual que en la trilogía. Solo puede ser él. Momento de estupor, de organizar las mente. De repente entra un borrachín trajeado y grita "pero si es mi amigo obi wan!".
Momentos después, el jedi saca de debajo de la capa un espada láser de metro y medio que mágicamente se enciende y empieza a hacer movimientos de lucha por el vagón. Todo el mundo aplaudiendo y vitoreando.
Y repito que eran las 7.30 de 1 de enero.
Fue algo parecido a esto, si mi vida fuera dentro de una gráfica publicitaria (y si fuéramos todos legos, of course):
[obi wan kenobi, now in town for the New York toy fair][trucho encontrado en ads of the world, de autor desconocido]
Ante esto, sólo puedo decir que a pesar de todo ¡me encanta la línea 7! Ya no me importa vivir como una desterrada, siempre me quedará este momento mitiquísimo
(otro día contaré algunas de las fiestas que se montan en el N3 de camino a casa por la noche, línea también propia de los desterrados)